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Al contratar un servicio de hosting, nuestro proveedor siempre nos indicará los NS (Name server) a los que delegar nuestro dominio.

Los name servers permiten conectar las URL de su página web con la dirección IP de los servidores web donde se encuentra alojado.

Imaginemos que en vez de ingresar a misitio.com tuviéramos que utilizar una dirección IP, por ejemplo: 158,74,220,120, esto sería algo difícil de recordar, además de que el servidor podría modificar su IP de un día para el otro, haciendo que su sitio quedara en el olvido de internet.

Es por esto que nacieron los name server, que utilizan nombres más simples de recordar que una dirección IP (por ejemplo, uno de nuestros NS es dns811.nty.uy).

De forma simple, al buscar midominio.com, el navegador que se encuentre utilizando le consulta a los NS la dirección IP del servidor. Luego, el navegador empieza a descargar el contenido web desde la IP obtenida, para finalmente mostrar el resultado en su pantalla.

Si vamos con una explicación un poco más profunda y técnica, en vez de pedir la dirección IP, el navegador consulta a los NS su registro A, que siempre es la IP donde se encuentra alojado.

Es por esto que al contratar un servicio de hosting en cualquier empresa siempre tendrá dos opciones: delegar los NS o apuntar el registro A.

¿Cuál opción es mejor?

Si el dominio no cuenta con un hosting anterior (por ejemplo, lo acaba de comprar), es recomendable delegar los NS.

Por el contrario, si ya cuenta con servicios externos conectados a su dominio (por ejemplo, los MX de Google para utilizar Workspace/G suite) sería recomendable configurar la zona DNS de su hosting antes de delegar los NS, o simplemente apuntar el registro A.