Cuando modificamos los registros DNS de un dominio (por ejemplo, cambiando su registro A, el registro MX o sus NameServers) esos cambios no se aplican de inmediato a nivel global. El tiempo que tarda esta nueva información en actualizarse en todos los servidores DNS del mundo se conoce como propagación DNS.
La propagación no es inmediata porque los servidores DNS utilizan un sistema de caché para guardar temporalmente la información de los dominios, con el fin de acelerar las búsquedas y reducir la carga en la red.
Cada registro DNS tiene un valor llamado TTL («Time To Live»), que indica cuánto tiempo puede guardarse esa información en caché antes de actualizarse.
Cuanto más alto sean los TTL, más tiempo tardará en reflejarse un cambio y por el contrario, mientras más bajo sean los TTL, menos tiempo tardará en reflejarse un cambio.
Por eso, si sabes que vas a hacer una modificación importante, es buena práctica reducir el TTL unas horas antes.